El arte gótico se desarrolló en Europa desde el siglo XII hasta el siglo XVI, teniendo su origen en Francia. La arquitectura es el área en el que este estilo destaca, siendo los edificios de orden religioso (monasterios y, principalmente, catedrales) los más abundantes.
La arquitectura gótica se basó en el arco apuntado u ojival y la bóveda de crucería. El arco apuntado ejerce menos resistencia que el de medio punto al peso superior que soporta y su estilizada figura permite una estética ascensional. En la bóveda de crucería los arcos son ajenos a los plementos de las bóvedas que apoya sobre ellos; estas estructuras liberan de casi todo el peso a los muros perimetrales, localizándolo en cuatro puntos determinados.
La bóveda de crucería, además de la utilización de arbotantes y contrafuertes (rematados éstos con pináculos), concentra los esfuerzos en un punto determinado, centralizando los empujes, lo que determina la desaparición de los muros macizos del románico, que son sustituidos por paredes delgadas y altas con amplios ventanales con vidrieras. Esto constituye un aporte de gran importancia, pues las catedrales dejaron de ser oscuras y destacaron por su luminosidad.
Las catedrales góticas eran los monumentos más altos que se habían construido, y este hecho incitó una competencia entre los arquitectos europeos. Su planta, en forma de cruz, es de tres o cinco naves, con crucero más corto que el de la arquitectura románica.
Sobre las puertas aparecen grandes rosetones (ventanas circulares caladas, dotadas de vidrieras, cuya tracería se dispone generalmente de forma radial).
Para crear las vidrieras que adornaban las catedrales góticas se tallaban, con hierro candente, trozos de lámina de vidrios de colores, de grosores diferentes en caso de querer gradaciones tonales. Siguiendo el dibujo del artista se montaban las láminas mediantee un emplomado.
Pero la arquitectura gótica no sólo abarcó edificios eclesiásticos, sino también los civiles: castillos, palacios civiles, ayuntamientos y universidades.
Pero la arquitectura gótica no sólo abarcó edificios eclesiásticos, sino también los civiles: castillos, palacios civiles, ayuntamientos y universidades.
Durante el siglo XIX, el entusiasmo romántico por lo medieval y el historicismo, hizo que los arquitectos llevaran a cabo amplias restauraciones de edificios medievales, llegándose a establecer el estilo neogótico, arquitectura realizada a imitación de la gótica medieval.
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