Se trata de un instrumento de tortura con forma de tenaza acabado en cuatro afiladas puntas. El procedimiento era muy simple: se podían aplicar las cuatro puntas estando al rojo vivo o frías sobre los senos, desgarrándolos.
Este objeto se utilizó con cierta frecuencia durante el Imperio romano. Posteriormente, la Inquisición hizo uso de él. Los lugares donde más se recurrió a este instrmento, fueron algunas regiones de Francia y Alemania, donde todavía se usó hasta el siglo XVIII.
Las mujeres que padecieron este tormento normalmente habían sido condenadas por delitos de herejía, blasfemia, adulterio, aborto provocado, magia blanca erótica y algunos actos libidinosos.
Un caso famoso fue el de Ana Pappenheimer (acusada de brujería en Alemania, en 1600), que después de ser torturada con el instrumento, tuvo que sufrir el despellejamiento y rasgamiento de sus carnes; le seccionaron sus pechos y, una vez ensangrentados, fueron dados a comer de manera forzosa a sus hijos, que ya eran mayores.
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