miércoles, 15 de septiembre de 2010

DEMONOLOGÍA (IV): BELIAL


Este es uno de los pocos nombres demoniacos específicos en la Biblia. Etimológicamente quiere decir “despreciable” o “carente de valor”. Otras formas de escribirlo: Belhor, Baalial, Beliel (no confundirlo con Baal, una deidad cananea que acabó sin querer en el baile, como veremos) y, no me pregunten por qué, pero también se le llama Metanbuchus.
En el Antiguo Testamento es un adjetivo para calificar a: los idólatras (Deut. 13:13), circunstancias calamitosas (Salmos 41:8) o a los conspiradores de Jezabel, (Reyes 21:10-13). En el Libro de los Jubileos o Pseudogénesis (100 a. C.) se les llama Hijos de Belial a los no circuncidados.
Sin embargo, fue San Pablo quien lo convirtió en el nombre de Satán al decir: “¿Qué armonía puede haber entre Cristo y Belial?” (Corintios 6:15).
El evangelio apócrifo de Bartolomé precisa la historia de Belial: “Al principio se me denominaba Satanel, lo cual se interpreta como mensajero de Dios, mas cuando rechacé la imagen de Dios, mi nombre fue Satanás, es decir Ángel que custodia el Infierno”. Esto lo ubica como Satanás.
No obstante, existen otras tradiciones que diferencian a estas dos entidades. Para algunos estudiosos, Belial fue rey de los infiernos, creado después de Lucifer y uno de los mas poderosos, además de haber formado parte del primer grupo de ángeles en rebelarse. Antes perteneciente a la Orden de las Virtudes y de los Arcángeles, ahora es el mas vicioso de los demonios. Muchas veces se le representa sobre un carro de fuego.
Bajo los nombres de Beliar, este demonio juega un papel muy importante en la literatura apócrifa, especialmente en la "Ascensión de Isaías", los “oráculos sibilinos” y el "Testamento de los Doce Patriarcas". Él es el príncipe de este mundo y vendrá como el Anticristo, la Bestia.

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