Su nombre significa “Lugar donde se hacen cantos y danzas” (aunque algunos historiadores afirman que en realidad significa “Lugar de colores y cantos”). Fue el primer centro cívico religioso de grandes dimensiones del altiplano mexicano. En su época llegó a dominar el sur del valle de México.
Los asentamientos humanos más antiguos que se conocen del sitio datan del 1200 adC, pero se cree que en esa época Cuicuilco estaba constituído por una comunidad puramente agrícola. Poco a poco comenzó la formación de un centro urbano, y aparecieron las cabeceras, que son plataformas de tierra cónoco-truncadas, lugares de jerarquía mayor que funcionaban como centros de integración. En su período de desarrollo recibió influencias importantes de la civilización Olmeca.
En el centro de este lugar se erigió un templo circular de casi veinte metros de altura (entre el 800 y 600 a. C.); a su alrededor se encontraban terrazas y altares de piedra y a las orillas del lugar habitaban los campesinos. Quedan suficientes vestigios para afirmar que la población que habitó Cuicuilco se encontraba dividida ya en todos los estratos sociales que caracterizarían a las culturas mesoamericanas.
En sus últimos años entró en conflicto con Teotihuacan (la otra potencia de la región) pero este enfrentamiento no derivó en la destrucción de Cuicuilco. El centro encontró su fin en el siglo I d. C., debido a una erupción del volcán Xitle (que en náhuatl significa ombligo de fuego), destruyendo la mayor parte de Cuicuilco y cubriendo a la pirámide con lava y cenizas, obligando así a sus habitantes a emigrar.
Actualmente, la zona arqueológica de Cuicuilco se localiza en la avenida Insurgentes Sur, en el cruce con Anillo Periférico y cuenta con museo de sitio y visitas guiadas.
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