miércoles, 8 de septiembre de 2010

CONFLICTO PALESTINO-ISRAELÍ


A finales del siglo XIX, en las provincias árabes del Imperio otomano se comenzaron a desarrollar movimientos nacionalistas. Asimismo, en Europa se articuló un movimiento conocido como sionismo, el cual defendía la creación de una entidad estatal para los judíos dispersos por el mundo. El sionismo fijó sus mirada en Palestina, tierra donde se fundó el judaísmo,  para realizar su proyecto nacional.
En 1917, durante la Primera Guerra Mundial, el imperio británico buscaba aliados en su campaña contra Alemania y el imperio Austro-húngaro. Al unírseles los sionistas, Inglaterra firmó la Declaración de Balfour, en la que el Reino Unido se declaraba a favor de crear un Estado judío en los territorios palestinos. Esto provocó inmigración de judíos hacia este país bajo el Mandato Británico entre 1920 y 1948.
Irremediablemente, los dos proyectos se enfrentaron, agravándose la situación al establecer la comunidad judía radicada en ese lugar instituciones autónomas y prácticas excluyentes. El resultado de estas acciones fueron actos de violencia que pronto afectaron a ambos bandos.
La violencia fue creciendo por lo cual, el 29 de noviembre de 1947, la en ese entonces naciente Organización de Naciones Unidas buscó mediar en el conflicto, proponiendo la división del territorio. En ese momento había 749.000 árabes y 9.250 judíos en la mitad que correspondería al estado árabe, y en la parte adjudicada al estado judío vivían 497.000 árabes y 498.000 judíos. El plan fue rechazado por los árabes.
El 13 de mayo de 1948, un día antes de que terminara el mandato británico en Palestina, la comunidad judía declaró la creación del Estado de Israel, lo que desató la intervención de los estados árabes vecinos.
En la guerra intermitente que tuvo lugar durante los siguientes 15 meses (con varias treguas promovidas por la ONU), Israel conquistó un 26% adicional del antiguo mandato británico, mientras que Transjordania y Egipto ocuparon la parte restante destinada por la ONU al Estado árabe-palestino: Egipto ocupó Gaza y Transjordania se anexionó Cisjordania y Jerusalén Este, refundando el país con el nombre de Jordania.

A raíz de esta primera guerra árabe-israelí, el Estado judío  provocó la salida de gran parte de la población palestina y amplió su territorio más allá de lo previsto en el plan de partición.  De esta manera, se frustró la creación de un Estado árabe en Palestina y la ciudad de Jerusalén quedó dividida. El nuevo Estado judío se unió pronto con las potencias europeas, ganándose su apoyo político y económico.
En junio de 1967, se dio la llamada "guerra de los seis días": Israel ocupó el Golan sirio, la península del Sinaí egipcio y los territorios palestinos de Cisjordania y Gaza. Desde entonces, los últimos dos han estado bajo ocupación militar israelí. Esto ha provocado la persecución de los nacionalistas palestinos, la apropiación de sus recursos naturales, la expropiación de tierras y la instalación de colonos y bases militares.
Por otro lado, la oposición palestina se organizó en el exterior y la Organización para la Liberación Palestina (OLP), creada en 1964, recompuso la unión nacional palestina y organizó su Estado desde el exilio, logrando el reconocimiento internacional.
En noviembre de 1988, la OLP desde el exterior declaró la creación del Estado Palestino, provocando una situación cada vez más insostenible.
El proceso de paz iniciado en 1991 abrió una vía de negociación entre árabes e israelíes y llevó a la firma de un acuerdo entre Israel, la OLP y los países árabes, así como a la celebración de elecciones en los territorios ocupados.
Varios acuerdos de paz han fracasado desde entonces, incluyendo los de Camp David (1980), Madrid (1991) y Oslo (1993), mientras se han multiplicado los asentamientos judíos en Cisjordania, la apropiación de tierras palestinas y el aumento de la tensión en los territorios ocupados. Sucesivas votaciones contrarias a estas medidas en las Naciones Unidas quedaron sin efecto práctico, ya que el veto estadounidense en el Consejo de Seguridad hacía (y sigue haciendo) imposible cualquier tipo de sanción contra Israel.
En enero de 1996, Yasser Arafat fue elegido presidente de la Autoridad Palestina con el 87% de los votos. La tensión en la región nunca disminuyó, aunque hubo períodos de relativa calma interrumpidos por estallidos de violencia. Pero en el año 2000 la cuestión de Jerusalén, ciudad santa para musulmanes y judíos, se convirtió en el mayor obstáculo para la negociación, ya que las partes pretendían erigir en esa ciudad su capital.
En diciembre de 2001, Ariel Sharon (ex ministro de defensa que ganó en los comicios israelíes de febrero) cortó todos sus vínculos con Arafat. La nueva estrategia israelí se basó en no considerar al líder palestino como interlocutor válido, y con la ruptura también se truncó cualquier intento de negociación. Arafat se vio presionado a crear la figura de un primer ministro, a quien confió además la conformación de un nuevo gabinete. El uso de bombas suicidas en asentamientos israelíes se convirtió en una constante a partir de entonces.
A fines de 2002, Estados Unidos, Rusia, la Unión Europea y las Naciones Unidas presentaron un nuevo plan de paz conocido como "Hoja de Ruta", que incluyó el establecimiento de un estado palestino para el año 2005. El plan fue aceptado por ambas partes, pero Israel no cedió en su agresión contra la población civil palestina y procedió a la construcción de un muro de seguridad cuyo objetivo es detener a extremistas palestinos que intenten penetrar en Israel. La comunidad internacional condenó la construcción del muro, pero el gobierno de Ariel Sharon siguió adelante con sus planes.


La muerte del líder conciliador Yasser Arafat el 11 de noviembre de 2004, y el triunfo del grupo extremista Hamas en las elecciones parlamentarias de enero de 2006, cambiaron por completo el escenario político palestino. En marzo del mismo año, elecciones en Israel confirmaron al Primer Ministro Ehud Olmert (sucesor del gravemente enfermo Ariel Sharon) en su cargo.
A finales de diciembre de 2008 finalizó la tregua entre Hamás y el ejército israelí en la Franja de Gaza. Israel lanzó su primer ataque en la Franja de Gaza el 27 de diciembre de 2008, como represalia contra Hamas por el lanzamiento de cohetes desde Gaza hacia Israel. El alto al fuego se decretó el 18 de enero del 2009, cuando Israel y Hamas declararon un cese de las operaciones militares. A pesar de esto, proyectiles y cohetes continuaron siendo disparados desde Gaza hacia los centros de población civil israelí, mientras que las Fuerzas de Defensa de Israel continuaron con sus ataques sobre la Franja de Gaza.
Y así continúa el conflicto, cuyas particularidades impiden que tenga un fin pronto y de manera pacífica, pues el odio entre israelíes y palestinos abarca no sólo a la élite política sino a todas las clases sociales. En este enfrentamiento parece que ninguna de las partes cederá hasta que la otra sea exterminada por completo.

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