AUTOR: Miguel Ángel (1475-1564)
TÉCNICA: Fresco
MEDIDAS: 280 x 570 cm
FECHA: 1510
UBICACIÓN ACTUAL: Capilla Sixtina, Vaticano
Esta pintura ilustra el pasaje del Génesis en el que Dios da vida al primer hombre (Adán). En la imagen se ve al creador como un anciano envuelto en una túnica de color púrpura, rodeado de querubines; su brazo se encuentra estirado para impartir la chispa de la vida a través de su dedo. Adán a su vez, estira su brazo izquierdo para que su dedo logre alcanzar el de Dios.
Se puede apreciar el contraste de las dos entidades gracias a sus posiciones en el fresco: Dios se encuentra flotando en el aire, pues es celestial; en cambio, Adán se encuentra acostado en la tierra, ya que su naturaleza es terrenal. Asimismo, podemos observar a un creador dinámico, que parece descender a gran velocidad, dotado de gran poder, contra un Adán estático, cómodamente instalado en la superficie.
Un aspecto que ha dado pie a muchas teorías es la presencia de una figura femenina al lado de Dios. El creador la rodea con su brazo izquierdo, quizás protegiéndola o quizás preparándola para llegar al mundo. Muchos estudiosos han enunciado que se trata de Eva, quien todavía espera su turno para ser creada.
Las líneas compositivas son diagonales dotando a la escena de dinamismo. La perspectiva es una de las grandes conquistas de esta secuencia, ya que hay una captación tridimensional que logra con intrincados y complicados puntos de fuga y escorzos nunca antes realizados en la historia de la pintura.
La creación de Adán forma parte de los nueve frescos que adornan la parte central de la bóveda de la Capilla Sixtina y que representan a su vez nueve historias del Génesis. Las otras ocho son: Separación de la luz de la oscuridad; Creación de los astros y las plantas; Separación de las aguas y la tierra; Creación de Eva; Caída del hombre, pecado original y expulsión del Paraíso; El sacrificio de Noé; el Diluvio; y la Embriaguez de Noé.
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