sábado, 25 de septiembre de 2010

DIOSES DE LA ANTIGÜEDAD: ODÍN


Odín es el dios principal de la mitología nórdica. Hijo de Bor y Bestla. Es, además, padre de muchos de los dioses, entre ellos: Thor, Baldr, Vidar y Váli.
Representa a la sabiduría (ofreció uno de sus ojos en el pozo de Mimir, para de este modo poder acceder a la sabiduría de los años), la guerra (él mismo es un guerrero formidable) y la muerte (establecía a quién le tocaba morir en el campo de batalla), así como de la magia (gusta de transformarse para recorrer los mundos), la poesía (daba a los poetas valerosos la hidromiel), la profecía (podía leer las runas), la victoria (él decide el resultado de las batallas) y la caza.  
Su origen se remonta antes de la creación del mundo. En el principio existían dos razas: los gigantes de hielo y los ases. Ellos habían entablado una guerra durante mucho tiempo, de la que ningún bando resultaba vencedor.  La situación no hubiera cambiado si Bor, uno de los ases, no hubiera desposado a una gigante de hielo: Bestla. De esta unión nacieron tres hijos que derrotarían a Ymir, el gigante primigenio y cambiarían el destino de la guerra.
Odín y sus hermanos creando el mundo
Odín y sus hermanos, Vili y Ve, crearon al mundo a partir del cuerpo de Ymir. La sangre de Ymir formó el mar; su carne formó la tierra (midgard, donde habitan los humanos); sus huesos y dientes hicieron las montañas y las piedras; de su cráneo surgió el cielo, aguantado por cuatro enanos en cuatro puntos, que recibieron los nombres de Norte, Sur, Este y Oeste; del cerebro se formaron las nubes, y de sus cejas se crearon las barreras que separan el Midgard del Jötunheim (tierra de los gigantes supervivientes a la guerra que dio origen al mundo).
Tras crear el mundo, Odín se encontró con un olmo y un fresno y, ayudado por sus hermanos, los dotó de vida, creando así al primer hombre, Ask, y a la primera mujer, Embla. Ellos decidieron a adorar a Odín.
En la mitología nórdica, la sed de sabiduría de Odín es enorme y tres pasajes son prueba de ello: el primero de ellos ya fue mencionado (el sacrificio de su ojo); el segundo también hace referencia a Mimir, el guardián del pozo de la sabiduría: en una batalla contra los Vanir, Mimir fue decapitado y Odín aprovechó la oportunidad para llevarse la cabeza y hacer uso de los conocimientos y visiones del otrora guardián; el tercer pasaje explica cómo Odín obtuvo la capacidad de leer runas: él mismo se colgó atravesado por su lanza, durante 9 días y 9 noches, del Yggdrasil (el árbol de la vida que mantiene unidos los distintos mundos).
Odín también acostumbra viajar disfrazado con un sombrero viejo, un abrigo oscuro y a veces una vara por bastón. A veces pide posada a los habitantes del midgard (los hombres) y si se le es negada o él sufre algún daño por parte de los anfitriones, cobra venganza. En cierta ocasión, el dios llegó como huésped al palacio del rey Geirrøðr, quien sospechó de él y lo torturó manteniéndolo encadenado entre dos intensos fuegos. Después de revelarle algunos secretos de naturaleza divina, Odín se mostró como quien en realidad era; el rey corrió arrepentido a liberarlo pero tropezó con su espada y murió atravesado por ésta.
Odín reside en Asgard, el mundo de los dioses. Allí, el dios tiene tres residencias: Glaðsheimr, un amplio salón donde presidía sobre los doce diar o jueces y donde se regulaban los asuntos del Asgard; Valaskjálf, lugar donde se encontraba su trono, Hliðskjálf, construido enteramente de plata; y el Valhalla, donde recibía a las almas de los guerreros muertos
Acostumbra se hace acompañar por dos cuervos: Hugin (pensamiento) y Munin (memoria). Ellos informan diariamente a Odín sobre las andanzas de los dioses, gigantes, enanos, y los hombres. También posee dos lobos llamados Geri y Freki, a los cuales les da lo que le corresponde como almuerzo en el Valhalla.
En batalla, Odín blande su lanza, llamada Gungnir, la cual nunca falla, y monta su corcel de ocho patas, llamado Sleipnir. Es, además poseedor de Draupnir, un anillo de oro cada nueve noches produce ocho nuevos anillos.
Se dice que en el final de los tiempos, Odín guiará a los dioses contra las fuerzas del caos en la batalla del fin del mundo, el Ragnarök. En este enfrentamiento el dios será muerto y devorado por el feroz lobo Fenrir, el cual será inmediatamente muerto por Vidar, quien le desgarrará las fauces y colocará un pie en la garganta.

Ragnarok

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