Nuestro idioma se nutre principalmente del griego y el latín, aunque por supuesto existen elementos de otras lenguas que han contribuido en el enriquecimiento del español: francés, inglés, árabe, lenguas autóctonas de la península ibérica (anteriores a la llegada de los romanos) y, por supuesto, las lenguas pertenecientes a los pueblos prehspánicos.
Curiosamente, a veces llegan a darse ciertas coincidencias en cuanto a los significados de un término (o, como en este caso, un prefijo) en dos idiomas distintos. Esto llega a ser habitual en las lenguas romance, es decir, las provenientes del latín (español, francés, italiano, portugués) porque ellas provienen de un tronco común: el idioma empleado por los habitantes de la antigua Roma.
Sin embargo, existe una coincidencia peculiar entre el español y el náhuatl: se trata del prefijo "teo". En ambos idiomas se emplea como "Dios". Por ejemplo, en nuestra lengua existen términos como "teocracia" (gobierno de Dios) o "teología" (el estudio de Dios); por otra parte, en el náhuatl se encuentran "Teotihuacan" (ciudad de los dioses) y "Tehuacan" o "Teoacan" (lugar de los dioses).
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