lunes, 23 de agosto de 2010

OBAS MAESTRAS DE LA PINTURA: EL NACIMIENTO DE VENUS


AUTOR: Sandro Botticelli (1445-1510)
TÉCNICA: Temple sobre lienzo
MEDIDAS: 172.5 x 278.5 cm
FECHA: 1482-1484
UBICACIÓN ACTUAL: Galería Uffizi, Florencia.

Existen dos versiones acerca del nacimiento de Venus o Afrodita. En una es considerada hija de Zeus y Dione, y representa el amor carnal o vulgar. La otra dice que Urano (el cielo) y Gea (la tierra) se unieron para concebir a los primeros seres (los titanes), pero Cronos (el tiempo), uno de sus hijos, castró a su padre con una hoz y arrojó sus testículos al mar: de la espuma surgida nació la diosa. Es ésta la Venus Púdica, o del amor puro, en la que Botticelli se inspiró para su famoso cuadro.
El centro de la composición está ocupado por la diosa Venus sobre una concha que flota en un mar verdoso. Cubre su pecho con una mano y su sexo con la otra. La larga cabellera, colocada en la entrepierna, acaba recordando al vello púbico, cuya representación estaba prohibida. Su postura curvilínea sigue siendo propia del gótico. El rostro recuerda al de las vírgenes de Botticelli: muy joven, de boca cerrada y ojos claros.
El momento que presenta el artista es la llegada de la diosa, tras su nacimiento, a la isla de Citera, empujada por el viento como describe Ovidio, quien sirvió de fuente literaria para la obra de Botticelli.
Venus se acompaña de Céfiro, el dios del viento, junto a Aura, la diosa de la brisa, enlazados ambos personajes en un estrecho abrazo. En el aspecto terrestre, una de las Horas o Ninfas espera a la diosa en la playa, para cubrirla con un manto rojo con motivos florales. Se cree que se trata, específicamente, de la Primavera, la estación del renacer. Lleva un traje floreado: es blanco y está bordado de acianos. Un cinturón de rosas rodea su cintura y en el cuello luce una elegante guirnalda de mirto, planta sagrada de Venus y símbolo del amor eterno. Entre sus pies florece una anémona azul.
La diosa se identifica con el elemento del fuego y se encuentra exactamente encima de su antagónico: el agua. También se observan los otros dos elementos fundamentales, tierra y viento; todos ellos se supeditan a la diosa.

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