miércoles, 20 de octubre de 2010

DIRECTORES DE CULTO: TAKASHI MIIKE (1960- )


Director japonés muy prolífico y controvertido. Ha dirigido más de setenta producciones teatrales, de video y televisivas desde su debut en 1991. Su obra ha escandalizado a muchos debido al manejo ultraviolento, escatológico y perverso que se observa en varios de sus filmes.
Miike se graduó de la Academia de Artes Visuales de Yokohama, bajo la dirección del reconocido director Shohei Imamura, fundador y decano de esa institución.
Una de las temáticas favoritas de Miike es la de los yakuzas. En numerosos filmes, este director asiático retrata el mundo del crimen: Full Metal Yakuza (1997), Graveyard of honor (2001) Agitator (2001) y Yakuza demon (2003), son fieles represantantes de su particular estilo.
Sin embargo, sería con la trilogía Dead or alive (1999, 2000 y 2002) que Miike llamaría la atención del público: se trata de tres películas no vinculadas entre sí que acostumbran retratar el mundo yakuza. La primera narra un enfrentamiento entre el líder de una banda que se encuentra obstinado a acabar con yakuzas y Tríadas, haciéndolos enfrentarse entre sí, y un honesto policia cuya familia acaba convirtiéndose en daño colateral de esta venganza. La secuencia inicial es extraordinaria: Miike no muestra reserva alguna en hacernos contemplar lo peor del ser humano y desmitificar la imagen del yakuza a través de la escena de un criminal asesinado mientras sodomizaba a otro. El final también destaca, pues ese esperado encuentro entre los dos protagonistas es caricaturizado al máximo por Miike, desorientando al espectador.
En la segunda pelicula, dos asesinos que crecieron en el mismo orfanato regresan a él en un intento de redención pero su pasado violento los alcanza. El tono de la película es completamente diferente al de su antecesora, mucho más lento y con menores dosis de violencia.
El tercer filme se enmarca dentro de la ciencia ficción, ubicándonos en un futuro donde el contacto sexual y la fecundación se encuentran prohibidos, por lo que surge un grupo revolucionario que busca defender los instintos básicos del ser humano. Cabe destacar la pelea final entre el replicante Ryo y Honda, lugarteniente del dictatorial alcalde: si en la primera cinta la contienda es caricaturizada al máximo, esta confrontación nos demuestra que Miike no conoce límites en su búsqueda de desconcertar al espectador.
Aún así, su filme de yakuzas más conocido (y celebrado o repudiado, dependiendo de los gustos del espectador) es Ichi the killer (2001). Adaptación de un manga de Hideo Yamamoto, la película plantea qué ocurriría si el sádico perfecto se encontrara con el masoquista ideal.  Kakihara, un yakuza psicópata, busca a su jefe desaparecido. Se cree que ha sido asesinado por un misterioso asesino que resulta ser Ichi, un tímido camarero, incapaz de entablar relaciones con ninguna mujer pero que destaza de forma brutal a quien sea. Depravada, enfermiza, escatológica, con un humor negro que en más de una ocasión causa asco, uno espera la confrontación entre estos dos personajes tan dispares y sólo puede sentir un aprecio ante el inocente sadismo de Ichi confrontado con el repugnante masoquismo de Kakihara.
Pero Takashi Miike también se distingue por otros géneros, tales como el thriller y el terror. La película que lo internacionalizó es Audition (1999), cinta en la que Aoyama, un hombre viudo de unos cincuenta años, comienza a sentir pesar por su soledad, lo que lleva a un director cinematográfico y amigo suyo a hacerle una propuesta insólita: se trata de realizar un casting supuestamente para un nuevo filme, pero que en realidad será una audición para hallar una nueva esposa para este hombre. Aunque al principio Aoyama se niega a realizar la audición, eventualmente accede y queda prendado de una joven. Pero ella es mucho más que una chica hermosa y esconde un peligroso secreto. Debo reconocer que no encuentro mayor interés en este filme que su final. De ritmo lento, trama predecible y carente de interés, Audition cautivó al público internacional, convirtiendo a Miike en un ícono.
Otra cinta de talla internacional de este director es Una llamada perdida (2003), filme que aprovechó el boom del cine de terror oriental para distribuir este producto en occidente. Yumi Nakamura ve cómo sus amigos mueren uno a uno víctimas de una extraña “maldición” que parece tener su origen en el celular. Con gran manejo del suspenso, el director genera sustos bastante efectivos gracias a sus técnicas de filmación, ocultando los huecos en el guión.
Al año siguiente, Miike participaría en Three ... extremes (2004), filme que consta de tres historias de terror realizadas por tres directores diferentes. En "La caja", la historia rodada por Miike, la joven Kyoko mata a su hermana pequeña encerrándola en una caja y quemándola después. A medida que pasa el tiempo, su sentimiento de culpa, que la persigue cada día.
Ese mismo año, el director filmaría Izo (2004), una historia de terror y venganza.
En 2006, participaría en la primera temporada de la serie Masters of horror. Su episodio, "Vestigios", no fue transmitido en televisión debido a su exceso de sangre y sexo. Sin embargo, se puede apreciar en la edición en DVD.
Lo grotesco forma parte importante de toda la filmografía de Miike. Aunque este elemento juega parte importante de varias cintas, hay películas en las cuales resulta fndamental. Tal es el caso de Visitor Q (2001): Un reportero televisivo que fuera atacado por jóvenes pandilleros (quienes lo violaron con el micrófono y grabaron toda la escena), trata de realizar un documental acerca de la violencia juvenil y el sexo. Para ello mantiene relaciones sexuales con su hija y observa a su hijo mientras es humillado por tres compañeros de colegio. En su casa el panorama es poco alentador, con una esposa adicta a las drogas y que es duramente golpeada por el hijo. En este marco ingresa un extraño, denominado 'Q', quien se integra a la familia como un visitante y provoca fuertes cambios en los demás, como la aparición del interés por la necrofilia por parte del padre o la explosión de que las cualidades lactantes de la madre.
Otro filme grotesco es Gozu (2003). Ozaki, miembro de los yakuza, parece haberse vuelto loco a causa de la presión que ha tenido que soportar durante años, por lo que el jefe de la banda ordena deshacerse de el a Minami, un yakuza de nivel bajo. Pero éste se siente presionado por su conciencia ya que Ozaki le salvo la vida en una ocasión. Hasta este punto parece ser una típica película de yakuzas; no obstante, Miike se traslada lentamente al género del  terror a través de escenas grotescas y oníricas que parecen influenciadas por el cine de David Lynch.
Los personajes patéticos que se observan en los filmes de Miike encuentran su apoteosis en Zebraman (2004): siendo un fracaso como profesor y hombre de familia, Shinichi intenta escapar de su rutina vistiendo a diario como el superhéroe Zebraman. Cabe destacar que este mismo año, Miike presentó la secuela de este filme.
Finalmente, como anécdota, cabe destacar la participación de la mexicana Patricia Manterola (sí, miembro de esa aberración que fue el grupo Garibaldi) en el filme de yakuzas The city of the lost souls (2001).

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