Este intrumento consiste en largas pértigas con ganchos o rastrillos en su extremo, con los que se araña la piel del torturado, el cual era colgado desnudo.
Las uñas de gato permiten arrancar la piel a tiras o desgarrar la espalda, pecho o abdomen del condenado. Estas heridas pueden infectarse o ser usadas para posteriores torturas.
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