UBICACIÓN: comienza en la perpendicularidad de la Avenida Washington y termina en el Parque Mirador Independencia en la Barranca de Huentitán
En sus orígenes, esta zona formaba el río San Juan de Dios, que nacía en los manantiales del actual Parque Agua Azúl y sus cauces naturales llegaban hasta la Barranca de Huentitán, para convertirse en afluente del Río Santiago.
En 1910, el entonces gobernador de la ciudad, el coronel Miguel Ahumada, propuso entubar el río y formalizar un paseo que honraría con su nombre al presidente Porfirio Díaz al mismo tiempo que serviría de celebración para el centenario de la Independencia. El proyecto pretendía construir un paseo similar a los de Europa, así es que se utilizó pavimento de concreto; también se crearon banquetas y camellones con espacios para jardín.
En 1910, el entonces gobernador de la ciudad, el coronel Miguel Ahumada, propuso entubar el río y formalizar un paseo que honraría con su nombre al presidente Porfirio Díaz al mismo tiempo que serviría de celebración para el centenario de la Independencia. El proyecto pretendía construir un paseo similar a los de Europa, así es que se utilizó pavimento de concreto; también se crearon banquetas y camellones con espacios para jardín.
El río fue embovedado desde el puente Medrano hasta la terminación de la Alameda y recibió el nombre de "Calzada Porfirio Díaz" (nombre que cambiaría después de la revolución Mexicana). Sin embargo, no fue sino hasta la segunda década del siglo XX cuando esta arteria de la ciudad se vería concluida, por instrucciones del gobernador José Guadalupe Zuno. Esta segunda etapa incluyó su prolongación de norte a sur y la alineación de las banquetas, así como el desmantelamiento de los puentes. En 1933 el regidor tapatío Cosme Sáinz terminó los últimos ajustes y arreglos a esta arteria.
En 2008, el gobierno estatal encabezado por Emilio González Márquez inició trabajos para dar una nueva cara al corredor, pues en las últimas décadas la imagen de la Calzada no ha sido la mejor. La solución para la mejoría del lugar y los problemas de vialidad de la zona fue la construcción de la línea 1 del macrobús, un autobús de tránsito rápido.
A lo largo de la calzada han florecido hoteles, negocios internacionales, las oficinas de la Organización Editorial Mexicana y cientos de conjuntos residenciales. Con el paso del tiempo, sobre la Calzada se han construido lugares de suma importancia para la ciuda: en 1952, el Estadio Jalisco, en 1967 la Plaza de Toros Monumental de Jalisco (hoy Nuevo Progreso) y, a finales de 1980, el Zoológico Guadalajara, el Parque Mirador Independencia, el Centro Universitario de Arte Arquitectura y Diseño (CUAAD) y el Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS) de la Universidad de Guadalajara.
Numerosas construcciones se observan sobre la calzada, destacando de entre ellas el monumento a la Independencia: sobre una base cuadrangular de cantera rosa con esquinas ochavadas se levanta una labrada pilastra de la misma cantera, que en su parte inferior tiene cuatro salientes con esculturas de mármol blanco, de un realismo sorprendente; por un lado se encuentra la historia, representada por la figura de una graciosa mujer sentada, que detiene con la mano izquierda un libro apoyado en su rodilla. En el lado opuesto vemos otra figura femenina en posición sedente, simbolizando la epopeya nacional, que toca una trompeta y sostiene con la mano izquierda el lábaro patrio en actitud airosa y triunfal. En la cara principal de la pilastra, se observa la efigie del padre Hidalgo, quien dirige con decisión a sus hijos oprimidos, que comienzan a levantarse para luchar por la libertad.
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También sobre la calzada se encuentra la fuente olímpica, la cual se engalana con el monumento dedicado a los Juegos Olímpicos del 68, conjunto escultórico abstracto. Fue realizado en granito blanco, con pebetero y base de cantera. El monumento consiste en un estilizado remate vegetal, cuyas puntas se transforman en palomas que emprenden el vuelo hacia los cinco continentes, con su simbólico mensaje de paz universal.
Frente a la Fuente Olímpica, el monumento a la Madre se alza sobre una base cubierta de roca volcánica y consiste en la figura de una robusta madre que cubre y protege a su pequeño hijo. La escultura, inaugurada en 1956, está hecha en bronce y preside la extensa plaza 10 de Mayo, rodeada por árboles y bancas.
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