viernes, 8 de octubre de 2010

EL OTRO 11 DE SEPTIEMBRE


El 11 de septiembre de 2001, dos aviones se estrellaron contra las Torres Gemelas  en uno de los actos más viles de la Historia de la humanidad. Sin embargo, aquella no fue la primera ocasión en que esta fecha quedó grabada en los anales de la infamia: casi treinta años antes, el 11 de septiembre de 1973, se dio el golpe de Estado en Chile, el cual marcó no sólo la caída de un régimen democráticamente electo y las desapariciones de muchos ciudadanos de ese país, sino también el inicio de una terrible dictadura, la de Augusto Pinochet.
Tres años antes, en las elecciones de 1970, Salvador Allende,  candidato de izquierda, había resultado electo presidente por un margen muy estrecho. La realidad política y social a la que se enfrentó era desgarradora: unos cuantos terratenientes controlaban el campo chileno, varias empresas se habían consolidado como monopolios y un sistema de privilegios para unos cuantos reinaban en todo el país.
Allende buscó cambiar el rumbo mediante acciones completamente opuestas a lo que se venía haciendo en ese país desde hacía más de tres décadas: primero, estableció relaciones con la Cuba comunista y la poderosa U.R.S.S.; nacionalizó varias empresas que fungían como monopolios; dictaminó que el Estado (y no el mercado) tomara el control de los precios. Allende nombró a su propuesta como "la vía chilena al socialismo", un cambio pacífico y democrático en busca de la mejora en la vida de todos.
Salvador Allende
 Sin embargo, a algunos de sus seguidores eso no les pareció suficiente y exigieron medidas más radicales. La derecha, que inicialmente no había visto con malos ojos las propuestas de Allende, comenzó a preocuparse, en especial cuando la economía comenzó a deteriorarse debido a la inflación.
También a E.U. le preocupaba la presencia del nuevo presidente. El entonces mandatario Richard Nixon buscaba frenar el avance de la ideología marxista en el Continente, por lo que su gobierno comenzó a estrangular la economía chilena, para así ejercer presión sobre el pueblo andino y generar una imagen negativa de Allende a nivel internacional, mostrándolo como un hombre incapaz y radical. El Banco Mundial y otras instituciones financieras internacionales dominadas por Estados Unidos cancelaron préstamos al país andino, los bancos congelaron créditos y se saboteó sistemáticamente la economía de esa nación.
Al mismo tiempo, en Chile, las posiciones se radicalizaron, dando inicio a la violencia en las calles y a los actos terroristas.
Finalmente, el 11 de septiembre de 1973 la milicia llevó a cabo un golpe de estado. Apoyado por los grupos económicos y políticos demo-cristianos, Augusto Pinochet, comandante en jefe del ejército, organizó el levantamiento, tomando lugares claves y sitiando a Allende en Casa de Gobierno. Atrincherado, el presidente dio su último discurso radial a las !0:15. Posteriormente, se dieron ataques de artillería y aéreos contra el lugar y Allende ordenó a su gente rendirse. Después, tomó el fusil AK-47 que le había regalado Fidel Castro y se disparó, muriendo al instante. Sin embargo, la violencia no terminó con la muerte de Allende. Pinochet persiguió y exterminó a casi todos sus simpatizantes, estableció toque de queda y silenció a los medios de comunicación opositores. Después, fue nombrado Presidente de la Junta militar de Gobierno. Su dictadura se caracterizó por la represión, el autoritarismo y el término de políticas de origen marxista en el sector económico.
En 1988 se llevó a cabo un plebiscito para saber si la población deseaba que continuara el gobierno de Pinochet. La respuesta fue “no” y después del proceso electoral en 1990 ganó Patricio Aylwin del Partido Demócrata Cristiano.

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