UBICACIÓN: Se localiza en el cruce de las avenidas López Mateos, Vallarta, Golfo de Cortés Diagonal y Circunvalación Agustín Yáñez, a unos metros de los Arcos de Guadalajara, formando una glorieta.
Es el monumento más representativo de Guadalajara, además de ser la fuente más grande de la ciudad. El proyecto fue encargado al arquitecto Julio de la Peña y al escultor Pedro Medina Guzmán, a petición del entonces gobernador (y también escritor) Agustín Yáñez.
Mientras que la fuente era construida en Guadalajara, el escultor realizó la estatua en su natal Aguascalientes; cuando terminó, fue traída a la ciudad en tres partes
La fuente tiene un diámetro de 74 metros. En su centro hay un muro de tres metros de alto y veinticinco de largo, que dice por un lado: “Justicia, Sabiduría y Fortaleza custodian a esta leal Ciudad”; y por otro: “A la Gloria de Guadalajara”. Sobre dicho muro se encuentra la estatua en bronce de la diosa Minerva (Atenea para los griegos) que mide veinte metros de altura.
En el pedestal de la estatua se encuentran escritos los nombres de 18 tapatíos que, según Agustín Yáñez, contribuyeron a formar lo que hoy es Guadalajara: Francisco Javier Gamboa, jurisconsulto; Valentín Gómez Farías, patriarca de la Reforma; José Justo Corro, político; Mariano Otero, abogado y político; Ignacio L. Vallarta, autor del juicio de amparo; Pedro Ogazón, político reformista; Matías de la Mota Padilla, historiados; Luis Pérez Verdía, jurisconsulto e historiador; Fernando Calderón, abogado, poeta y político; José María Vigil, político y escritor; José López Portillo y Rojas, abogado y escritor; Enrique González Martínez, poeta; Manuel López Cotilla, educador; Salvador García Diego, médico; Pablo Gutiérrez, médico; Jacobo Gálvez, arquitecto y pintor; y Manuel Gómez Ibarra, arquitecto.
A esta construcción la adorna una cortina semicircular de agua que le sirve de fondo y al frente, dos fuentes que arrojan dicho líquido en forma de flor, además de una enorme porción de pasto.
La estatua recibió diversas críticas en su momento. Las más recurrentes eran la falta de proporción en el rostro (incluso decían, en broma, que en realidad se trataba del rostro del escultor y no de la diosa) y la poca feminidad del mismo, por lo que el gobernador pidió al escultor que hiciera cambios en la obra pero éste se negó y demostró que las proporciones de la estatua eran las correctas.
La Minerva se vio envuelta en la polémica una vez más, en abril del 2004, cuando el artista Luis Miguel Suro puso un yeso en el antebrazo de la escultura, lo que dividió opiniones entre los tapatíos, quienes lo calificaban como “una falta de respeto” o “una broma divertida”. El yeso permaneció en la obra por sólo uas semanas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario