domingo, 4 de julio de 2010

RESEÑA DEL LIBRO CIEN AÑOS DE SOLEDAD


José Arcadio Buendía se casa con su prima Úrsula, a pesar de la creencia popular que indica que ellos tendrán hijos con cola de cerdo como castigo por su unión. Y, aunque tal peculiaridad no aparezca en sus vástagos, lo cierto es que la familia Buendía sí parece estar condenada. Expulsados de su hogar debido a una riña que termina en homicidio, la pareja sale en busca del lugar a donde arribó un antepasado de José Arcadio; al no encontrarlo, construyen en tierra totalmente inhóspita una ciudad de nombre Macondo. Tienen dos hijos, Arcadio y Aureliano. Las desgracias comienzan…
Gabriel García Márquez es el máximo representante del Realismo Mágico y ésta es su obra cúspide: una novela de más de trescientas páginas, con alrededor de ochenta personajes (que en su mayoría comparten los mismos nombres), que a veces parece ser una reconstrucción de la Biblia (hay pasajes muy claros: la expulsión del paraíso, el pueblo que se funda en medio de un lugar desconocido al no encontrar la tierra prometida, el diluvio, el Apocalipsis) y a veces se constituye como una alegoría de los sucesos que marcan la América Latina conocida por el autor (la compañía bananera norteamericana que explota a los lugareños y luego los extermina ante la amenaza de huelga, el levantamiento armado que otorga a Aureliano un carácter mítico identificado con los guerrilleros de la Historia reciente).
En la obra observamos cómo se trastoca la realidad: lo que para nosotros, los lectores, resulta cotidiano (el hielo, la lupa), para los personajes de la novela es extraordinario, sobrenatural; por el contrario, para ellos resulta habitual el encuentro con fantasmas, las mujeres etéreas que terminan siendo llevadas por el viento, los papeles que cuentan los hechos y que fueron escritos un siglo antes de que lo narrado en ellos se concretara, y el niño con cola de cerdo que nace al final, el último de los Buendía, cuya muerte cierra la maldición.
Una novela de difícil comprensión para quienes carezcan del hábito lector, pues es fácil confundirse con los nombres (algunas personas superan este obstáculo haciendo un árbol genealógico de los Buendía). No obstante, su lectura resulta imprescindible.

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