martes, 27 de julio de 2010

LOS SOPRANO O LA VIDA DESPUÉS DE EL PADRINO


Tony Soprano es un hombre de mediana edad que vive en New Jersey rodeado de ciertos lujos: su casa es grande, conduce vehículos caros, mantiene a su esposa y sus dos hijos (además de algunas amantes). En pocas palabras, vive el sueño americano. Hasta que un día sufre un ataque de ansiedad y termina en el consultorio de una psiquiatra. Siendo un hombre tradicional, se niega a hablar de sus problemas y a enfrentar la conflictiva relación con su madre (quien en más de una ocasión intenta matarlo)... además, no puede hablar de su vida diaria porque es un mafioso.
Esta es la premisa inicial de una de las series que marcaron los rumbos de la televisión actual: Los Soprano. Hablamos de un programa que vino a romper los esquemas al presentar lenguaje soez, violencia gráfica y múltiples desnudos en la pantalla chica.
Los Soprano es una serie fabulosa que nos muestra otra cara de la mafia. La generación a la que pertenece Tony es la que creció viendo El padrino, deseando ser como Michael Corleone: utilizan la música de la película como tono para su celular, hacen parodias, se refieren en más de una ocasión a la película de Francis Ford Coppola, pues aspiran llegar a convertirse en personajes realmente importantes dentro de la organización criminal.
Esta aspiración se debe a que la serie nos muestra una mafia en decadencia carente del glamour o la riqueza de Michael Corleone: ellos se endeudan, pelean hasta el último centavo que pueden robar o estafar, se quedan con parte de la mercancía de los camiones que asaltan para aparentar ser más ricos de lo que realmente son. Además, viven en New Jersey, siempre a la sombra de una organización de relevancia como es la perteneciente al Estado de New York.
El show también dio origen a uno de los antihéroes más encantadores de la televisión, porque lo cierto es que la serie no hubiera obtenido el éxito deseado si Tony Soprano fuera antipático u odioso para el espectador. Pero la interpretación de James Galdonfini es extraordinaria; hace que el público ame a su personaje y desee que salga bien librado, a pesar de que se trata de un tipo machista, infiel, racista, capaz de asesinar a sangre fría a cualquiera que se interponga en su camino.
Este programa, a lo largo de sus seis temporadas (1999-2007), nos mostró una forma diferente de hacer televisión. Y abrió el camino para todos los antihéroes que han aparecido en la pantalla chica durante la última década: Gregory House, Christian Troy, Dexter Morgan, Patty Hewes...

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