"(...) en todo caso, había un sólo túnel,
oscuro y solitario: el mío".
Ernesto Sábato
La anécdota parece simple, como la de cualquier novela policíaca, pero su autor, Ernesto Sábato, dota de gran profundidad psicológica y filosófica al protagonista. Castel no es un loco ni un sujeto prosaico, sino una criatura de gran sensibilidad artística que vive una tragedia doble: la de la desesperanza que lo embarga desde hace mucho tiempo y la de haber perdido a la única persona que compartía ese sentimiento: la mujer que mató.
Perdido en su soledad, insatisfecho, deseoso en el fondo del contacto humano mientras en el exterior manifiesta un marcado desdén por los demás, Juan Pablo Castel es un símbolo del hombre moderno: un individuo permanentemente solo, incapaz de comunicarse ni de comprender a las personas que le rodean.
Asimismo, la imposibilidad de comprender a la mujer amada, la incertidumbre del carácter hermético que María provoca en el pintor emparentan a Sábato y El túnel con otros grandes escritores como el francés Marcel Proust y el también argentino Julio Cortázar. Porque lo cierto es que Juan Pablo jamás logra descifrar el misterio que representaba María Iribarne y el lector tampoco lo hace, muestra clara de lo inaprehensible que resulta el ser amado.
Cabe destacar que esta obra se enmarca dentro del movimiento existencialista que tuvo sus orígenes en Francia con autores como Jean Paul Sartre y Albert Camus. El mismo Camus la recomendó ampliamente.
Un placer angustiante de pocas páginas y mucho contenido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario